lunes, 17 de noviembre de 2008

"Parte 9. Tributo a dos grandes."


El (re)descubrimiento del balcón, el primer cigarro que no quería ser el último, la mirada de Suyay, la tetería y el parque, el diario, Pol, él. Habían sucedido demasiadas cosas en muy poco tiempo, pero a la vez, había dejado pasar mucho tiempo sin que pasara nada. Se había dado de morros contra una puerta que había cerrado ella misma por puro orgullo y ahora el recuerdo de las miradas que le cosquilleaban las entrañas se hacía insoportable.
Esa mañana abrió los ojos, repasó mentalmente su vida en forma de diapositivas, imaginándose patéticamente en el final de una película absurda. Y tal como lo inesperado, las segundas partes también existen.
El brillo de sus ojos reaparecía por momentos, salió a la calle como hacía tiempo no lo hacía, el aire fresco entraba a sus pulmones revolviéndolo todo, su pecho era un terremoto constante e imparable, las sensaciones se sucedían una tras otra en un torbellino de emociones olvidadas.
Y otra vez esa sensación.

Al bajar del autobús buscó alguna mirada conocida, como quien no quiere la cosa, como si su distanciamiento del mundo se hubiese esfumado con su coraza, unos cuantos ojos correspondieron a su llamada de socorro disfrazada de sonrisa, en seguida se acercó Eugenia -Geni, desde siempre-.

- Cuanto tiempo.
- Ya lo sé, perdóname, cosas que pasan.
- ¿Me lo cuentas? ¿O tengo que pasarme el rato que tardes en tomarte el Capuccino, intentando averiguarlo por tus ojos, otra vez?
- Vamos anda.

Su relación nunca había sido ejemplar, pero algo las unía. Él, para variar. Geni fue directamente a la cafetería, ella fue a buscar unos libros, y quedaron en encontrarse allí.
Al entrar, el corazón se le escapaba disimuladamente del pecho, no era una visión extraña, pero si más no, hoy era especial. En la mesa, con Geni, estaba él. Teóricamente había aprendido a convivir con el problema, siempre y cuando no se encontrara con sus ojos, pero hoy, por ser un día especial, y por el hecho de que ya no tenía coraza protectora alguna, decidió que haría una excepción. Mientras ella se hacía esta reflexión, después de haberse sentado en silencio y sin siquiera haberles saludado, Geni y él hablaban.

- Víctor me ha dicho que conoce a alguien, pero que no está seguro. -dijo él como dejando escapar un comentario que tendría que tener respuesta inmediata, pero no fue así.
Geni tuvo que mirarla sin disimulo alguno, solo intentado que reaccionara ante la frase de él, pero estaba en las nubes.

- ¡Sara! -el leve grito de Geni la bajó de las nubes.
- ¿Qué pasa? ¿Qué quieres?.
- ¿Estás sorda? Que están buscando fotógrafa.
- ¡Ah! Vale, sí sí, perdona, no os había oído.
- Hoy estas muy rara, más que de costumbre, y mira que es difícil superarlo.

En ese momento se intercambiaron seis miradas rapidísimas. Geni les miró a los dos, sin entender del todo la situación. Él miró a Geni primero, como intentando encontrar una explicación a los desvaríos de Sara, luego, al no obtener respuesta, la miró a ella.
Y otra vez esa sensación.
En una fracción de segundo el tiempo se paró para observar las dos sonrisas que habían dibujado los ojos de uno en los labios de otro.
Y otra vez esa sensación.
Se había prometido a sí misma que la única manera de sobrellevar el problema era no mirarle, no pensar, intentar imaginar que no existía, y hasta el momento, lo había conseguido. Pero si en el mismo día en el que ella decide darse un respiro y dejar que su mirada se desvíe, haciendo una excepción momentánea, hacia él, si en ese mismísimo instante, por primera vez en años, sus ojos coinciden, otra vez, formando ese par de estúpidas sonrisas, ella ya no tendría nada que hacer, nada que decir, no tenía su coraza, se había quitado la aguja del olvido la noche anterior, y se había despertado con ganas de comerse el mundo, o comérselo a él que es lo mismo.
Todo era demasiado diferente al día anterior, y entonces recordó la tetería, Suyay, las bolitas verdes y el té del Himalaya, y recordó.

"Ningún amor se olvida, solo cambia de lugar en la memoria"
"Nunca dejes de sonreír, pues nunca sabes quién se puede enamorar de tu sonrisa"
"Hoy es el primer día, del resto de tu vida".

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Pequeño homenaje a dos grandes personas. =)
Me parece que tal y como se puede ir observando, su autoestima, y sus ganas de fabricar sonrisas a base de miradas crecen a la par que las mías.

5 comentarios:

Princesa_DeAquelViejoReinoPerdido dijo...

Oooooo
Sabes que me encantas?
Ahora si puedo decir más literalmente (aún) que estás escribiendo mi historia.
Se te coje un montón de cariño. Tus textos son el reflejo de un alma muy interesante. Ojalá él, que tiene algo mucho más importante que unos textos para valorarte (tiene la oportunidad de ver en directo esos ojos de miel que seguro, provocarán algo más que cosquillas). Ojalá él se de cuenta y entonces el verde y el color miel hagan el color más bonito del mundo.
Un besazo Antooo
Te adoooro^^

malena dijo...

Gracias por visitarme. Y avisarme!! jaja! Me gusta como escribes pero, más me gusta leer que tu autoestima crece. Sigue así.
Un beso

m. dijo...

¡Qué bien escribes!

He leído por encima y he visto mucho que me ha gustado. Me he sentido identificada con algunas frases. Como tú lo has hecho con las dos de mi texto... me alegro que hayas sentido ultimamente felicidad de esa absoluta :)

Un besazo!

Anónimo dijo...

m gusta como escribes, y me gusta que te hayas pasao x mi blog, t agrego a mis im-perfecciones

un beso ^^

Isia gey dijo...

En mi blog no me marcaba que habías actualizado y me estaba comiendo las uñas por saber como seguía tu historia. Ahora que he leído tus últimos capítulos solo puedo felicitarte por lo bonitos que son y esperar al próximo.

Besos