sábado, 15 de noviembre de 2008

Parte 8.

Sus ojos estaban a punto de cerrarse cuando se levantó de la cama con un salto, y en vez de dirigirse hacia la ventana de la estrella, la de cada noche, abrió las puertas que llevaba años sin abrir, un balcón diminuto sobresalía de la casa como escapando de todo lo que había dentro, y en aquel balcón fumo un cigarro, pero esta vez...

no sería el último, y sonrió.

Pudo distinguir a lo lejos el parque en el que había estado los días anteriores, pero fue inevitable el recuerdo de Suyay, mujer tan misteriosa, vulgar i a la vez con un toque de clase inexplicable que la dotaba de una excéntrica misteriosidad. Una figura escurridiza, que se escapa dejandose ver.
El resplandor de la tetería se había apagado dejando paso al brillo de las estrellas momentos antes de que ella saliese al balcón, tres calles más abajo unos tacones negros, y unos ojos verdes, misteriosamente familiares, caminaban recordando a la chica-azabache, le había adjudicado este nombre después de verla en el parque, observando la fuente, su pelo caía prácticamente metiendose en el agua estancada, pero solo la rozaba.
Su pelo, su todo, el marco de esos ojos que contaban historias de amor desengañado en cada pesatañeo. Tenía ganas de verla, pero no se preocupó, intuía que ella volvería, intuía que al igual que ella, la chica-azabache hablaba por los ojos, y que tenían muchas historias que contarse.


3 comentarios:

Princesa_DeAquelViejoReinoPerdido dijo...

Lo dicho es hecho. TÚ cuentas MI historia. Quizá es que hemos intercambiado ya muchos sentimientos o que sencillamente somos demasiado parecidas.
Y sí, me sigue gustando tu forma de escribir.
Breve e intensa. Como los fuegos aritificiales, como los gritos de placer.
Seguiremos gritando;)
Te dejo otro besazo. Muuuacks(:

charlotte dijo...

Lindo, me encanta! un beso grande antonella!

malena dijo...

Conocí tu blog por Sara, ya me leí todo... A seguir la historia!!!
una impaciente... (:
besitos