viernes, 17 de octubre de 2008

Parte 5.

Relee los últimos días de su diario. Relee los primeros, y le encuentra. Le encuentra a él.
Una foto, un par de besos rojo pasión y estas palabras:

Personas que significan mucho para mí, y para las que yo valgo muy poco.
Sueños que acaban. Montañas que crecen a cada paso que doy.
Puertas cerradas bajo llave. Miradas que se pierden en sonrisas que se buscan.
Y mis lágrimas cayendo inevitablemente en la profundidad de esos ojos que tanto me han dado.

Que tanto me han robado.


Y de repente fue como si su penumbrosa alma escalase las paredes ruinosas de sus recuerdos, para darle esa bocanada de oxigeno que tanto tiempo llevaba necesitando. El respiro capaz de hacerla volver en sí misma. Girar 180 grados y descubrir que había sido espectadora de su propia vida. Y lo peor, que había presenciado, inmóvil, como una muñeca de la más fina porcelana, cómo sus ganas de vivir se habían ido de paseo con el dueño de esos ojos.



Despierta.
Con ganas de llorar, con muchas ganas de mandar todo a la mierda, pero con más ganas aún de tener un hombro sobre el que llorar. Moriría por poder volver a tener a Pol.
Pero lo sabía imposible.

Ella buscó el diario aparecido en sus sueños, sabía que existía, al igual que las fotos, y las palabras. Lo cogió, observando por un instante la oscura tapa. Negra, como su pelo. Estaba cerrado con un lazo a modo de guardián, un lazo verde.
Decidió que aquella casa no era el lugar apropiado para revolver sus recuerdos, y salió a la calle. En una callejuela encontró un local. Parecía una cafetería. Pero abandonada en el tiempo. La modernidad había invadido inevitablemente su encanto, pero aún así emanaba clasicismo. Entró, escogió una mesa. Sorprendentemente negra, y en el rincón, una especie de esferas, diminutas, sobre una bandejita metálica. Cogió una de las bolas, y mientras la observaba con extrema curiosidad se acercó una camarera.

-Es su fortuna. -dijo fríamente la camarera- ábrala.

Ella lanzó una mirada entre sorprendida y disgustada. Hacía semanas que no se dirigía la palabra con nadie, y aquella repentina intromisión fue de lo menos deseable. Aun así toda la historia de las bolitas y la camarera con dotes de pitonisa despertaron aún más su curiosidad por aquel sitio.
Por cierto, he olvidado decir que las bolitas de la fortuna, eran de un verde sospechosamente parecido a la cinta que rodeaba el diario.
Al cabo de un rato la camarera volvió, y sin siquiera dirigirle la palabra, depositó con un cuidado demasiado misterioso, una carta, como la de un bar cualquiera.
Dejó el diario, y las bolitas a un lado.
Al abrir la carta, ella descubrió que aquel sitio tan soberbiamente encantador era una tetería. Por un instante se dibujó una sonrisa en su cara, mientras que sus ojos paseaban por la infinidad de sabores que se le presentaban. Hasta que reparó dolorosamente en uno en concreto.
Té del Himalaya.
Fue un golpe doloroso dadas las circunstancias, pero su curiosidad superaba en ese momento a lo atroz de los recuerdos de Pol.
Cuando la camarera vino con el té, ella estaba sumida en su diario.
Las primeras páginas le parecían banales, sin demasiada importancia, y con aún menos motivos para que formaran parte de lo que en algún momento consideró importante.
Poco a poco se iba acercando a aquellos días fatídicos en los que perdió todo, completamente todo por lo que vivía, le había perdido a él, y también había perdido a Pol.
Ahora mismo necesitaba con total urgencia, las palabras que alguna vez la habían podido rescatar del agujero del amor.
Sabía que sus errores habían alejado a Pol de ella, sabía que por la propia codicia de años anteriores, había dejado marchitar las flores mas cuidadas de su jardín.
Pol era, inesperadamente impredecible, y tenía el don de encontrar siempre las palabras exactas para darle un poquito más de fuerza cada día. Cada lágrima en vano, era sustituida por una carcajada de esas que te dejan sin aliento, o por una sonrisa capaz de partir el cielo en dos. Y todo gracias a él.
Le echaba de menos, le echaba muchísimo de menos.
Pensó en una llamada, pero el hecho de escuchar su voz tan lejos... no, no podría soportarlo. Un mensaje es demasiado fácil y muy poco sensible. Y lo que no podría hacer, segurísimo que no, era mirarle a los ojos. En eso momento recordaba sus charlas bajo el olmo del jardín. Fumando.
Y la última fue especialmente inolvidable.
Ella se llevaba las manos a la cabeza incrédula, mientras Pol hablaba:
- Lo has conseguido, esta es la sonrisa que llevo esperando desde hace años, desde que empezó todo esto. Y por ese motivo es hora de decirte una cosa, muy, muy... demasiado importante. Verás, me voy. Me voy a realizar mi sueño. Me voy a por los catorce.
Ella no lo podía creer. Pol llevaba más de diez años preparándose para los catorce. Los catorce ocho mil. Catorce picos en todo el mundo, que alcanzan los ocho mil metros.
Ella dejó escapar un par de lágrimas furtivas. Una de la más profunda tristeza, y la otra de la más viva alegría. Le perdía -por un tiempo- pero él realizaría su sueño. Un sueño que compartían, como casi todo. Todo entre ellos había pasado a formar parte de una unión más allá de lo inimaginable. Sus vidas. Sus alegrías. Sus tristezas. Todo. Absolutamente todo entre ellos era sublimemente familiar.
Y ahora se iba.

Pocos meses después recibió un par de llamadas suyas, y una de ellas fue la última. Ella había abandonado su sueño, mientras Pol estaba fuera. Todas las lágrimas derramadas por él. Habían sido irremediablemente, derramadas en vano. Y en un ataque de rabia arremetió contra Pol. Insinuado que la responsabilidad de que ella hubiese abandonado, era suya, que él debería haber estado allí para apoyarla. Esas palabras fueron las últimas que ella le dirigió a Pol. Después hubo un silencio.
Y él empezó a hablar:

-No sé qué te ha pasado, ni quiero saberlo. Sólo quiero que recuerdes, que siempre, estaré mirando. También debes saber, que no guardo ningún tipo de recelo, pero creo que necesitas descansar. Deberías alejarte un poco del mundo, pensar, y olvidar todo cuanto puedas. Te quiero, y lo sabes.

Aquellas palabras habían abierto en ella una brecha que jamás se cerraría.

Escapó de la profundidad de sus propios recuerdos escritos, y bebió el final de su taza de té.
En ese momento, recordó la bolita verde de la fortuna, que debía de llevar media hora mirándola. Ella miró el reloj. No llevaba media hora, llevaba tres, tres horas sumida en su pasado. Cogió esa bola de papel machê, aferrándose a ella como si de ello dependiese su vida, la abrió muy lentamente, y descubrió en su interior un papel, diminuto, enrollado en forma de pergamino vertical. Una vez desenrollada la sorpresa fue increíble mente alentadora. No podía creer lo que veían sus ojos. En el papel se leía.

"Hoy es el primer día del resto de tu vida."

6 comentarios:

Miss Parker dijo...

muy agradable tu blog. La música no me dejo irme...

Anónimo dijo...

Acabo de leer tus dos últimas actualizaciones. No puedo decir que la tirsteza que me embarga haya sido provocada por su lectura, ya que no he tenido un buen día, pero sí he de decirte que me han emocionado y que tu historia está creando en mi una adición. Adición a la historia, a el conocimiento de su continuación ya dición a la forma que tienes de escribirla, a esa profundidad, a esas reflexioens y emociones que haces crear en mi interior cuando la leo.

Muchas gracias por compartir con nosotros este trocito de tu talento.

Un saludo

eliú dijo...

"...Ella miró el reloj. No llevaba media hora, llevaba tres, tres horas sumida en su pasado..."



sumergidos sin
control.....




Isra,
me quede pegadisimo
con la musica de tu blog,
quede pegado... besos...

Princesa_DeAquelViejoReinoPerdido dijo...

Y yo sé quien ya había leído esta FANTÁSTICA 5ª parte(:
Ñañaña
Parece que el resto confirman lo que yo venía diciendo: "queremos más"!
Sin presión eeh;)
Un besote antoo

PD: al final el plan no se llevó a cabo porque acabé quedando con otra gente. Cuando lo hagamos ya te contaré :P

Princesa_DeAquelViejoReinoPerdido dijo...

pasaba a dejarte un besooote(K)
Me hacen gracia tus historias porque me recuerdan a las mías de hace tiempo, cuando intentaba con los tíos algo mas que echarles laxantes en la bebida por venganza(no nos vendieron viagra¬¬... XD).
Pues eso, que un beso loca(:

Princesa_DeAquelViejoReinoPerdido dijo...

Antooo, la inspiración no viene a ti. TÚ tienes que salir a ella en el camino de los sueños.
Esa musa no se busca, simplemente se encuentra.
Cuando la veas, pídele de mi parte la sexta parte(:
Un besito